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La leyenda zoque del Napapok etzé |
En Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, previo al miércoles de ceniza, la comunidad zoque realiza el carnaval con la danza de la Pluma de la Guacamaya (“Napapok-etzé); o baile del padre Sol en estos cinco días los danzantes salen a recorrer las calles de la capital, y visitan algunas casas y ermitas que resguardan imágenes religiosas de la costumbre.
En esta danza participan tres personajes, que son: el padre Sol “Te´Hata-Jama-Etzé,” acompañado de la lunita (Alacandú) y las viejas o conocidas como las “Suyu-etzé.
La historia de esta danza relata un ritual muy antiguo donde se presenta un mito cósmico que habla del sol y la luna. Se narra la creación del mundo: el sol baila enfrente de la luna, que es el danzante de penacho de plumas de guacamaya y pavo real y las niñas llamadas reinitas o Alacandú llevan un traje rojo con su gorro de cuatro espejos, que representa las cuatro fases de la luna y así realiza una especie de órbita a su alrededor.
La cosmogonía antigua explicaba que la luna y el sol dieron origen al tiempo, al día y a la noche y a las estaciones; las viejas o Suyu-etzé son los danzantes que están alrededor de ellos, vestidos con la indumentaria de las abuelas zoques, representan a mujeres que habían muerto al momento de parir un hijo.
Entonces, las deidades antiguas les dieron por oficio a estas madres ser guerreras, para cuidar al sol en su transcurso por la tierra, para que emergiera diariamente por la tierra, detrás de la montaña y elevarlo hasta lo más alto y cuando este descendiera por detrás, y bajó al inframundo para que no le pasara nada, y emergía al día siguiente.
En esta danza, participan los músicos tradicionales con tambor y carrizo que amenizan la danza.
Vía: Museo Regional de Chiapas - INAH
Guión adaptado para el video #CieloSur
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