La ciudad devora lo que encuentra a su paso. Enredaderas de plástico cuelgan de puentes con imágenes de cascadas en gran formato. Atracciones turísticas. Franquicias internacionales. Luz incandescente, ruido. Anuncios espectaculares que insisten: Compra. Véndete. Obedece.
Desde el borde, cubiertos de polvo, observamos la maquinaria que divide en piezas nuestra casa, borra nuestro nombre y apaga las estrellas... Todo pasa tan rápido que apenas nos damos cuenta.
0 Comentarios